Claudia Peña Paredes

Estudiante de la Maestría en Antropolgía Social CIESAS- Sureste Línea de Investigación: Espacio, movilidad y territorio

sábado, octubre 14, 2006

El sistema y las unidades de Análisis

Sin duda alguna hablar de sistemas como unidades de análisis se convierte en algo complejo, ya que en su interior se localizan los elementos y las relaciones que le dan vida al propio sistema en un espacio y tiempo determinado. Sin embargo, considerar en las ciencias sociales una unidad de análisis como un sistema histórico, tal como lo denomina Wallerstein, o bien como un municipio, un pueblo, una etnia, etc. Me parece una postura que descuida los elementos que integran a un sistema social.

Es decir, concibo al sistema también como una entidad real, organizado internamente y de acuerdo con la Teoría General de Sistemas, existe un método de análisis sistémico que consiste en seleccionar, distinguir y relacionar cada uno de los elementos que lo componen con la finalidad de comprender su organización. De esta manera, se habla de sistemas abiertos, pues hay que recordar que se insertan un contexto sociohistórico determinado mismo que manifiesta cambios constantes, por ello, considero que el sistema histórico es el mayor el que engloba a mas sistemas tales como el: cultural, social, comunicativo y cognitivo y, cada uno de ellos presenta características particulares que le permiten funcionar y relacionarse con los demás sistemas.

Con lo anterior, me refiero a que es necesario poner mayor énfasis en la manera de nombrar a las unidades de análisis en el estudio antropológico, pues desde mi postura un sistema histórico, no es una unidad de estudio, sino el sistema más grande que envuelve a los demás. Mas bien, habría que delimitar en qué sistema se enfocará nuestra unidad, pues no es lo mismo el sistema y la unidad, porque considero que el segundo aspecto apunta un elemento particular a estudiar de un sistema determinado. Pero no por ello, los demás sistemas quedan fuera del estudio, puesto que se trata de relaciones y una unidad de análisis (cualquiera que esta pueda ser) está en intrínseca relación exógena y endógena con los demás sistemas.

De esta manera, concibo a una unidad de análisis como ese elemento espacio-temporal que pertenecen a un sistema en particular, en palabras de Wittgenstein son los ladrillos de la vida social. Así, la antropología centra la mayoría de sus estudios en el sistema cultural y social, tomando como eje al sujeto en relación con éstos, como una manera de comprender la significación de los hechos.

Por tanto, me parece que hablar que las unidades de análisis adecuadas serán aquellas que tomen en consideración las relaciones con el sistema cognitivo (el sujeto), comunicativo (lenguaje), social, cultural o referencial y el histórico, todo ello bajo la postura de cambios contextuales, pues todos están abiertos a las transformaciones espacio-temporales que se manifiestan a su interior. Así, estás unidades pueden llamarse pueblo, comunidad, indígenas, Chamula, Zinacantán, pues lo relevante no es el nombre sino identificar a qué sistema corresponde y con ello encontrar relaciones.


Así, lo planteado anteriormente y en relación con mi unidad de análisis (Wallersteien), o mi imponderable de la vida real (Malinowsky), o mi estructura de significación (Geertz), o mi ladrillo de la vida social (Wittgenstein), serán los pueblos kanjobales que residen en la Frontera Sur, cuyas características endógenas son aquellas que internamente dan forma al pueblo kanjobal, dan respuesta a quiénes son, pero en un sentido complejo, estructural. Al mismo tiempo se localizan elementos exógenos, son los que se localizan alrededor de la unidad de análisis, es decir, son las relaciones con los demás sistemas que lo rodean y al mismo tiempo la transforman.

Establecido lo anterior, la metodología de análisis de la unidad, debería estar en función del paradigma donde el investigador se va a situar para iniciar el estudio. Sin embargo, pese a la diversidad de posturas teóricas o paradigmas que rodean a la Antropología, resulta forzado guiarme por uno sólo, pues tal como señala Wittgenstein todas las perspectivas son válidas, puesto que cada uno de ellas nos ofrece distintas formas de ver la realidad. En este sentido, más bien, me refiero no a un heteroglosia, sino a una transversalidad en los paradigmas, es decir, determinar cuál aporte es el más adecuado para las tres fases metodológicas del estudio: obtención de datos, análisis de datos y presentación de datos. Todo ello con la finalidad de llegar a una comprensión de mi unidad de análisis en un contexto tan cambiante como el actual.

Fuentes de Consulta

v WALLERSTEIN, I. [1991] 1998. Impensar las ciencias sociales; Límites de los paradigmas decimonónicos. Mexico: Siglo XXI.
v Wittgenstein. L. (1992). Observaciones a la rama dorada de Frazer. Madrid: Tecnos
v Malinowski, B. (1984). Una teoría científica de la cultura. Madrid: SARPE

1 Comments:

At 12:56 p.m., Blogger Ron said...

Está bien, aunque no estoy seguro qué sería una 'entidad real'. Un sistema, según la Teoría General de Sistemas, es un conjunto de variables que se supone tiene un correlato empírico (las podemos medir) y que guardan alguna relación o coherencia entre sí. Es mas una hipótesis (de coherencia sistémica) que una entidad real y su relación con 'lo real' puede ser bastante ténua.

¿Podemos afirmir con confianza que 'los pueblos kanjobales del la frontera sur' constituye una 'entidad real'? Preferiría concebirlo como un juego de lenguaje de los antropólogos. Lo que no quiere decir que 'los kanjobales' no tengan nada de 'real'. Como tu mismo dices, hay que tener mucho cuidado en como nombramos las cosas.

 

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